La Quinceañera es una tradición que se practica en muchos países de América latina como México, Costa Rica o Argentina. Se trata de una gran fiesta que las jóvenes celebran cuando cumplen quince años, representando el paso de la niñez a lo que estos países consideran como la edad adulta.
Se deben respetar varias tradiciones ese día de fiesta. La ceremonia empieza en la iglesia, donde la chica entrega un ramo de flores a la Virgen María como acto de consagración. Sin embargo, es importante diferenciar esa misa de la del bautizo o la confirmación. En efecto, en oposición a estas misas, la Quinceañera no es ningún sacramento bajo el catolicismo incluso si la importancia de este rito en la comunidad latina solidifica el compromiso de la joven con su fe. Al final de la misa, la quinceañera recibe regalos bendecidos por el sacerdote. En primer lugar, la joven, que lleva zapatos planos, recibe zapatos de tacón, generalmente entregados por la figura masculina más cercana en parentesco antes de su primer baile. Por otra parte, la joven recibe joyas, como un anillo, un collar, pendientes o una medalla por parte de la madre. Esos regalos representan el amor puro de los padres y simbolizan su respaldo incondicional hacia la joven.
Seguidamente, la cumpleañera acompañada por sus chambelanes, los jóvenes elegidos por la chica para bailar y acompañarla, que son entre dos y quince, bailan el vals y hacen un verdadero espectáculo. Al final de esas danzas empieza la degustación del pastel. La cumpleañera debe cortarlo delante de todos los invitados y servirlo, empezando por las niñas pequeñas.
Además, la chica lleva un vestido de princesa y una diadema durante todo el día. Esta fiesta tiene tanta relevancia como un matrimonio, tanto económicamente como en dedicación de padres y familiares.
Historia e orígenes
Este rito es originario de México, más precisamente de las grandes culturas precolombinas, sobre todo de las tribus indígenas aztecas y mayas, y simboliza el pasaje de niña a mujer.
La fiesta se realizaba a los quince años por varias razones. Por un lado, era la edad de pubertad que indicaba el pasaje a la vida de mujer y a las responsabilidades que eso incluía. Por otro lado, en aquellas culturas las jóvenes salían a esa edad de sus casas para entrar en la escuela Telpochcalli, en la cual aprendían la historia y las tradiciones de su cultura y donde se preparaban para ser buenas esposas y buenas madres. Una vez pasado este aprendizaje, las jóvenes volvían a la comunidad para celebrar este rito que se consideraba como paso de la niñez a la búsqueda de esposo. En efecto, además de ser una fiesta que celebraba la nueva vida de mujer y esposa que le esperaba, también era el momento para que la joven mujer se presentara en sociedad y encontrara un marido.
Sin embargo, esta fiesta de origen indígena se remonta a dos tradiciones confluyentes: mayas y austro-húngaras. Durante el segundo imperio de México, aunque la fiesta mantuvo muchas similitudes con las costumbres indígenas, Maximiliano emperador de México, antiguamente llamado Maximiliano de Austria, y su esposa Carlota van a modernizar en el siglo XIX esta fiesta introduciendo los vestidos, el cambio de zapatos y el vals. En efecto, el emperador, como muchos europeos, trajeron a las tierras de América Latina una antigua fiesta aristocrática de Europa: “la puesta de largo”. Sin embargo, es importante precisar que, aunque al inicio esa fiesta aristocrática solo la celebraran las clases altas, gracias a la inmigración de muchos europeos a América del sur, la fiesta se fue expandiendo a las clases más populares.
En el sigo XIX-XX, los quince años eran también la edad en la que la joven recibía sus primeras joyas y se le permitía oficialmente maquillarse, bailar en público y, dentro de lo permitido en esa época, tomar decisiones. Como los mayas antiguamente, a esa edad se les enseñaban también las habilidades domesticas tradicionales fundamentales para ser una mujer.
Con el paso del tiempo, la Quinceañera además de convertirse en un gran acontecimiento tanto social y cultural como religioso, fue abandonando el punto de vista de las antiguas culturas precolombinas que consideraban esta fiesta como un rito de pasaje de la infancia a la vida de mujer, para convertirse, como es el caso actualmente, en el paso de la infancia a la adolescencia.
Diferencias y similitudes de la Quinceañera entre los EEUU y América Latina
Hablando del aspecto geográfico, esta ceremonia se desarrolla principalmente en los países de América Latina pero también tiene una gran importancia en los Estados Unidos debido a la gran inmigración de la población latinoamericana. Efectivamente, algunos de esos inmigrantes conservan un gran apego por sus raíces así que continúan celebrando fiestas tradicionales de su cultura como la Quinceañera.
No obstante, es necesario precisar que la quinceañera cambia en los distintos países de América Latina. Por ejemplo, en México y Puerto Rico hay una tradición que consiste en utilizar una pequeña muñeca con la misma ropa que la cumpleañera, llamada “la última muñeca”, que simboliza el hecho de jugar con juguetes: por eso, para simbolizar esa salida de la infancia, la quinceañera debe regalar su primera muñeca a una chica más joven que todavía tenga muñecas. Esta tradición, al inicio bastante endémica de América latina, está presente en las Quinceañeras estadounidenses. La amplitud de la inmigración de toda Latinoamérica hace que haya muchas mezclas y diferencias entre las tradiciones utilizadas durante esta fiesta.
Entre las semejanzas, existe el hecho de que la Quinceañera es celebrada por más o menos el 60% de las jóvenes de origen latinoamericano, de ambos lados de la frontera, aunque este acontecimiento es considerado más importante en América del sur que en los Estados Unidos.
Además, en México, las opiniones de la gente sobre la Quinceañera son bastante contrastadas. En efecto, la concepción misma de la Quinceañera depende de la mirada de los organizadores sobre ella. En México, la fiesta todavía es vista como una tradición muy antigua, pero la situación es diferente en los EEUU, donde el hecho de alejarse de sus raíces cambió la consideración de la gente hacia la Quinceañera. En lugar de hablar de “tradición”, se puede utilizar la palabra “herencia”, ya que la migración se comportó como una ruptura dentro de la transmisión de la Quinceañera. En efecto, los hijos de los inmigrantes latinoamericanos han crecido y han sido educados en un país y una cultura norteamericana por lo que se puede hablar de herencia ya que la tradición suramericana ha sido modernizada y alterada por el comportamiento norteamericano.
En conclusión
En conclusión, podemos decir que esta fiesta es testigo de una dinámica diferente a ambos lados de la frontera. Por una parte, está la concepción más tradicional y ancestral en América latina y, por otra parte, está la concepción más norteamericana que considera la Quinceañera como una fiesta muy glamurosa y con una importancia menor de la religión en su celebración. Podemos ver que esta fiesta, en un principio bastante conservadora y patriarcal, se convierte ahora en un deseo popular de jóvenes tanto latinoamericanas como de otras culturas.
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Cette notice a été rédigée pour la revue ROMA 2/2022 par Soraya Herrera Peña, Valentine Libert, Sina Tat et Ysaline Willocq. |