Desde hace miles de años, la tauromaquia parece haber sido una práctica habitual en diferentes periodos de la historia. Los científicos coinciden en que los orígenes de la tauromaquia se remontan a la época romana. Había corridas de toros en las plazas romanas como parte de los juegos circenses, muy populares en aquella época, hasta el punto de permitir que la práctica se trasladara a la Península Ibérica y se mantuviera en el tiempo y en el espacio. Así, las corridas de toros reservadas a la nobleza española durante las ceremonias en las plazas públicas seguían teniendo lugar en la época medieval, hasta llegar a lo que hoy conocemos como la corrida de toros moderna, que por primera vez en la historia se pone en cuestión. De hecho, cada vez se cuestiona más la legitimidad de la existencia de esta práctica en nuestra época moderna.
Hay muchos defensores de la corrida de toros y ellos presentan argumentos para mantener esta práctica. Uno de los argumentos más importantes es el de la tradición. La tauromaquia representa una tradición ancestral que sería importante mantener. Según ellos, no es un espectáculo bárbaro. La tauromaquia representa un arte, un símbolo ancestral de una lucha por la supervivencia. La tauromaquia es una muestra del aprecio y respeto de la fuerza del animal. Así, el toro tiene una dimensión heroica. Además, en su opinión, la tauromaquia no genera violencia. La pelea muestra una violencia estilizada y ritualizada y no una violencia caótica. Prohibir la tauromaquia sería un retroceso de las libertades individuales. En efecto, la gente tiene que elegir si quiere ver o no un espectáculo de tauromaquia.
Durante la lidia, el dolor o sufrimiento del animal no son el objetivo de la tauromaquia. El toro tiene la posibilidad de defenderse. La palabra corrida viene de la palabra «correr», es el toro el que debe correr. El animal estaría naturalmente predispuesto para la lucha y por lo tanto no está indefenso. El toro de lidia es una especie particular de bovino que vivió salvaje hasta el siglo XVIII, con un instinto de defensa de su territorio y un carácter naturalmente feroz, peligroso y sanguinario. Así, el toro muere conforme a su naturaleza salvaje, es decir, una muerte en lucha. Sobre el dolor del toro durante la lucha, muchos dicen que no podemos saber realmente lo que sienten. Nos sentimos tentados de compararlo con el sufrimiento humano, pero según los partidarios de la tauromaquia, esto es un error, hay que saber diferenciar. Los defensores dicen que no hay que olvidar que el torero arriesga también su vida y que el hombre y el animal estarían, por tanto, en cierto modo en pie de igualdad.
Otro argumento es que se refiere al aspecto económico. La tauromaquia representaría un gran interés económico que sería peligroso suprimir para muchas localidades. Los toros forman una parte importante de la industria turística española. La tauromaquia representa una fiesta nacional, es un símbolo del país. Para los defensores, estar contra la tauromaquia es estar contra España.
Pero, ¿cuáles son los argumentos en contra? En primer lugar, aunque el toro es un animal, también sufre y siente el dolor. Así, no se puede decir que el toro no sufre. Tampoco se puede decir que tiene que sufrir porque el toro nace para eso, no es verdad que los animales nazcan para sufrir, y desde luego no es una buena razón para que ningún ser vivo merezca ser torturado o sufrir.
Aunque los argumentos presentan a los toros elegidos para la corrida de toros como peligrosos y sanguinarios, no es el caso porque en verdad son herbívoros y no muestran ningún tipo de peligro cuando están en su estado natural. El comportamiento agresivo solo aparece cuando hay un problema de territorio, un sentimiento de peligro o una lucha ligada a la reproducción. El toro puede mostrarse agresivo cuando es maltratado o torturado.
Muchos dicen que es una tradición y sabemos que es difícil abandonar las tradiciones. Pero una tradición no tiene que continuar si es nociva, hasta la UNESCO dice que solo es torturar y matar animales y que eso no es cultural. Además, no olvidemos que los toreros también corren riesgos. Otro punto importante es que la vertiente económica de la tauromaquia es cada vez menos rentable ya que los seguidores disminuyen. Sin olvidar que es una actividad que fomenta la violencia porque torturar animales, hacerlo o verlo por diversión, hace desaparecer la empatía.
Todo esto nos lleva a preguntarnos cuál es la situación actual de la tauromaquia en España. Las islas Canarias son las primeras en España que prohibieron las corridas de toros, siguió Barcelona y luego otras localidades. Aunque es legal en el resto de España, hoy en día empieza a haber cambios. En Galicia eligieron no celebrar corridas de toros, aunque es legal, la única que se sigue celebrando es la feria taurina de Pontevedra. En España, el debate es muy fuerte entre los antitaurinos y los que están a favor. Hay otros países en Europa que practican la tauromaquia, como es el caso de Francia, pero los debates también existen. En Portugal se practica, pero se ha aprobado una ley muy reciente que prohíbe en el público a los menores de 16 años.
Referencias bibliográficas
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Cet article a été rédigé pour la revue ROMA 2/2021 par Lina Ben Kaddour, Alexia Colson, Léa Mornard, Fanny Tixhon, Sofia Haloua, Kenza Hadj Farraji. |